PEG-5 atrae miradas extranjeras

¡Buenos días!

Apuesta energética. La licitación PEG-5 busca asegurar 1400 MW por 15 años y ya atrae a 23 empresas locales e internacionales, en medio de ajustes técnicos, debate sobre el gas natural y la urgencia de sumar generación nueva para responder al acelerado crecimiento de la demanda.

Momento decisivo. Con la PEG-5 y PET-3 como telón de fondo, AGER impulsó la primera Rueda de Negocios del Sector Eléctrico. El encuentro buscó atraer inversión y fortalecer la cadena de valor en un sector clave para la competitividad nacional.

Voz del sector. Paul Wagner, del Grupo Centrans, ve en la PEG-5 una oportunidad para ampliar la matriz energética de Guatemala, pero advierte que sin nuevas líneas de transmisión y reglas claras el riesgo es el desabastecimiento. Al mismo tiempo, confirma que el grupo avanza con más de 200 MW solares en desarrollo en el país.

¡Hasta el próximo mes!

 
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Luis Enrique González
Licitación PEG-5 atrae a generadores de Colombia, RD, EE. UU. y Centroamérica
815 palabras | 4 mins de lectura

La licitación de la PEG-5, impulsada por ENERGUATE y la Empresa Eléctrica de Guatemala (EEGSA), atrae la atención de inversionistas locales e internacionales.

Cómo funciona. El proceso busca comprar 1400 megavatios (MW) por 15 años, con contratos que iniciarían entre 2030 y 2033. Tiene como objetivo garantizar el abastecimiento eléctrico a largo plazo con una oportunidad única para atraer inversión de todas las tecnologías de generación.

  • Uno de los puntos clave en este proceso fue la publicación de la adenda a inicios de septiembre de 2025, cambios que no convencen a todos.

  • Este documento, de más de 70 páginas, introdujo ajustes técnicos y administrativos a las bases de licitación, como respuesta a observaciones planteadas por diversos actores del sector.

  • La adenda busca mejorar la claridad del proceso, ampliar las oportunidades de participación y asegurar que las condiciones contractuales sean viables para proyectos de gran escala. Además, que puedan ser financiables, como ha ocurrido en las licitaciones anteriores.

En el radar. El 23 de septiembre, la Junta de Licitación convocó a una reunión con los interesados para resolver dudas sobre la adenda.

  • La participación fue alta y se plantearon interrogantes tanto de forma como de fondo.

  • Tras despejar la mayoría de las inquietudes, Dimas Carranza, gerente de Regulación y Tarifas de ENERGUATE, invitó a los inversionistas a enviar sus consultas por escrito para considerar los comentarios.

Voces. Carranza se muestra optimista sobre el desarrollo del proceso. “El proceso de licitación marcha bien, igual que otros procesos anteriores como la PEG-4 y PEG-3. Lo que sí marca una diferencia son los volúmenes de potencia para transformar las matrices”, explicó.

  • En esta ocasión, se está solicitando más del 60 % de la energía, lo que abre espacio para diversas tecnologías, incluyendo generación de base y centrales renovables, explica.

  • El enfoque principal de la PEG-5 es incentivar generación nueva, en respuesta al crecimiento acelerado de la demanda eléctrica.

  • “ENERGUATE registra una tasa de crecimiento de 6 %, viene desde el 3.5 %. Estamos creciendo al doble. La demanda sigue creciendo, pero la generación no. Uno de los objetivos de esta licitación es la atracción de inversiones para la instalación de generación nueva”, enfatizó Carranza.

Visto y no visto. Hasta el 23 de septiembre, al menos 23 empresas habían adquirido las bases de licitación, lo que se considera un buen termómetro del interés que despierta el proceso.

  • “Es un grupo mixto. Le podría decir mitad locales y mitad de extranjera”, detalló Carranza. Entre los países representados están República Dominicana, Colombia, EE. UU. y varias naciones de Centroamérica.

  • Algunas de estas compañías aún no tienen presencia en Guatemala, pero han mostrado interés debido a la credibilidad del mercado guatemalteco, su certeza jurídica y liquidez, subrayó.

  • Aunque aún se está en una etapa temprana, se espera que más compañías se sumen conforme se acerque la fecha límite para presentar ofertas técnicas, fijada para el 12 de febrero de 2026. Carranza anticipa un repunte en la adquisición de bases durante las últimas semanas del proceso, como en licitaciones anteriores.

Sí, pero. Uno de los temas más debatidos, ha sido la inclusión del gas natural como tecnología de generación. Guatemala no cuenta con experiencia previa en este tipo de proyectos —y habrá algunos retos que solventar—, lo que ha generado incertidumbre entre algunos actores del sector.

  • “Estamos un poco rezagados. Pero viendo los tiempos, muy probablemente lo podemos desarrollar”, señaló Carranza, quien también reconoció que países como El Salvador, República Dominicana y Panamá ya han avanzado en este campo.

  • Las características del consumo de los usuarios de las distribuidoras forman parte importante de esta licitación. Se espera la posibilidad de ofertar tanto para los generadores renovables como no renovables. Asimismo, cambios de tecnología para centrales existentes o mediante la combinación de tecnologías hacia recursos renovables y sistemas de almacenamiento.

  • Los generadores renovables consideran que no hay claridad en el fomento de tecnologías limpias. Que la adenda no refleja una intención de alinearse con la política energética nacional (80 % renovable). Los renovables proponen limitar el gas a 700 MW y utilizar tecnología flexible y eficiente, como establece la licitación. La calificación que otorgan al documento ronda los 5 puntos sobre 10.

En conclusión. Carranza insiste en que todos los generadores tienen oportunidad de participar, siempre que presenten propuestas de generación nueva.

  • Además, asegura que la Junta de Licitación está tomando medidas para garantizar que las ofertas técnicas que se declaren “técnicamente solventes”, ofrezcan mayor certeza para que su construcción provenga de verdaderos generadores y que los contratos de gas cuenten con respaldo para cumplir los 15 años establecidos.

  • A pesar de las diferencias, existe consenso en que la PEG-5 debe ser un éxito. Su implementación busca atraer inversiones reales, y garantizar el desarrollo energético del país y beneficiar a la población con un suministro estable y competitivo.

 
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María José Aresti
Guatemala mide su pulso eléctrico en rueda sectorial

La Asociación de Generadores con Energía Renovable (AGER) celebró en Ciudad de Guatemala la primera Rueda de Negocios del Sector Eléctrico, con la participación de más de 20 empresas. El encuentro buscó crear alianzas en un momento clave: la licitación PEG-5 y PET-3 marcarán el futuro energético del país.

El evento tuvo como objetivo consolidar nuevas relaciones comerciales, abrir oportunidades de inversión y promover modelos de negocio que fortalezcan la cadena de valor de la industria eléctrica nacional.

Este formato permitió a las compañías presentar sus productos y servicios de manera directa a potenciales socios, en un espacio que incentivó la confianza y el acercamiento entre actores clave del sector. Este tipo de ejercicios busca acelerar procesos de inversión que, en el caso de la electricidad, tienen un impacto transversal en la economía.

“Del desarrollo de la industria eléctrica depende el crecimiento integral de Guatemala”, expresó Alfonso González, presidente de AGER. Enfatizó que sin un suministro confiable de electricidad no es posible hablar de competitividad en áreas como educación, salud, telecomunicaciones o manufactura.

Por su parte, la directora ejecutiva, Astrid Perdomo, recordó que el país enfrenta “el proceso de licitación más grande de su historia”. En referencia a los concursos PEG-5 y PET-3, explicó que estos marcarán la pauta para los próximos 15 años, al definir las condiciones en las que se atraerá inversión para ampliar la capacidad de generación y atender la creciente demanda.

Analistas del sector coinciden en que Guatemala está en una coyuntura decisiva: mientras los discursos internacionales giran hacia la sostenibilidad, la licitación mantiene una estructura con fuerte presencia térmica. Esto ha generado debate sobre la necesidad de equilibrar la seguridad energética con el compromiso ambiental y la competitividad de largo plazo.

Las empresas asistentes valoraron positivamente la iniciativa. Tanto proveedores como inversionistas coinciden en que fortalecer los espacios de encuentro son vitales para que la industria responda a los retos de cobertura, eficiencia y sostenibilidad.

La primera Rueda de Negocios del Sector Eléctrico confirmó que Guatemala busca proyectar un mercado atractivo y competitivo. En un momento marcado por la licitación PEG-5 y PET-3, la apuesta apunta a consolidar inversión, generar confianza y preparar al país para un futuro energético más sólido.

 
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Por: María José Aresti y Luis Enrique González

La licitación PEG-5 marca un momento clave para el futuro energético de Guatemala. Paul Wagner, ejecutivo de Grupo Centrans, comparte su visión sobre los retos y oportunidades del sector. Desde parques eólicos hasta nuevas inversiones solares, el panorama es complejo pero prometedor. La entrevista aborda temas como infraestructura, regulación y confianza empresarial. Una mirada directa desde la experiencia de quien impulsa proyectos en toda la región.

¿Cómo nace Grupo Centrans?

— Es una empresa guatemalteca que tiene dos ramas principales. Una tiene operaciones marítimo portuarias, con presencia en Puerto Barrios y Puerto Quetzal. Derivado de estas, nace la oportunidad de invertir en una planta y traer barcazas para la generación de energía en Guatemala.

Posteriormente, se abre la oportunidad de invertir en Nicaragua, en plantas térmicas, en aquel momento de crisis energética en la región. En 2006, se decidió incursionar en energía renovable. Se desarrollan dos parques eólicos en Nicaragua: Amayo 1 y Amayo 2, con 63 megas en total. Fueron los primeros parques de gran escala en Centroamérica.

¿Dónde está ubicado el parque eólico que construyeron en Guatemala?

— Es el Parque Eólico San Antonio del Sitio. Tiene 55 megas, con 16 aerogeneradores. Fue el primero que se construyó y que empezó a operar en Guatemala, en abril de 2015. Después, el grupo desarrolló el parque Ventus en El Salvador, de 54 megas, con 15 turbinas. La tecnología allá es más nueva y eficiente.

Actualmente, derivado de la caída en los precios de la energía renovable, principalmente solar, estamos desarrollando parques solares en Guatemala y Colombia. Estamos terminando de obtener permisos y toda la terminología para desarrollarlo. Esperamos tenerlos en los siguientes meses y empezar pronto la construcción.

¿Cómo enfrentan los riesgos de invertir en países con entornos políticos difíciles?

— Todas las inversiones en Nicaragua se presentaron en un momento de mayor estabilidad. El crecimiento de las inversiones no ha sido igual al panorama actual, pero seguimos abiertos a invertir. El tema energético en Nicaragua no ha tenido restricciones o complejidades para nosotros.

¿Cuál es la expectativa de ustedes para el mercado energético en Guatemala?

— El potencial lo vemos muy interesante. Es un país resiliente que sigue creciendo. La demanda aumenta un 8 % anual desde los años en que la empresa ha invertido. Actualmente, tenemos en desarrollo más de 200 megas solares. Nuestra preocupación es el transporte de energía.

Las líneas actuales ya no tienen capacidad suficiente. La única de gran escala adjudicada en PET-3 fue de 150 megas, entre el Pacífico y Jalpatagua. No será suficiente para lo que pide la licitación PEG-5.

¿Cómo analizan la participación en la próxima licitación PEG-5?

— Tenemos tanto parques térmicos como renovables. El Parque San Antonio del Sitio está operando desde 2015. Nuestro contrato se vence en 2030 y podríamos participar por un periodo de cinco años.

El problema es que la licitación no pide mínimo de energías renovables. Eso deja abierta la puerta a que sea 100 % térmica. Además, han pedido que 1400 megas garanticen curva de energía, lo cual solo hidroeléctricas con embalse y térmicas pueden cumplir. A la solar y la eólica las deja en desventaja.

¿Cuál considera que es el principal riesgo para los usuarios?

— El desabastecimiento. Por más que se construyan parques, si las líneas de transporte están saturadas, la energía no llegará. Además, en la PEG-5 las bases trasladan al generador la responsabilidad de la estabilidad del sistema de transporte, lo cual complica más el panorama.

¿Se desaprovecha el potencial al no exigir mínimos renovables?

— Sí, se está desaprovechando y perdiendo el gran potencial que tiene Guatemala. Seguimos importando hidrocarburos y eso nos expone al mercado internacional. Un conflicto como Rusia–Ucrania dispara precios.

Además, los puertos no tienen infraestructura idónea para recibir 700 megas de gas natural. Puerto Quetzal se está rediseñando con apoyo del cuerpo de ingenieros de EE. UU., pero es complejo pensar en inversiones de esa magnitud.

¿Estamos demasiado expuestos al mercado externo con este esquema energético?

— Sí, porque carbón, coque y gas natural son importados. Son tecnologías estables y necesarias, pero no se puede pensar en 100 % renovables. Creemos que la mejor matriz es una mezcla de todas las tecnologías.

¿Cómo ha percibido la actitud del Estado hacia los inversionistas?

— Sentimos que no se dan todas las situaciones ideales. La licitación mantiene esquema térmico pese al discurso ambiental. La permisología y la falta de claridad limitan las inversiones.

¿Cuál es actualmente el ánimo de los inversionistas en Guatemala?

— Creería que tenemos ganas de seguir creciendo. La PEG-5 se va a desarrollar, esperamos que se den las inversiones en generación y transporte. Nosotros estamos desarrollando más de 200 megas solares, independientemente de los resultados de la licitación.

¿Qué debería cambiar para que participen con más confianza?

— Estamos tratando de leer las bases para ver cómo participar con proyectos competitivos y rentables. Ganar con renovables es sumamente complejo.

El problema es que en Guatemala existen proyectos que se ganan y luego no se construyen. Eso representa un riesgo para la demanda. También necesitamos apoyo del gobierno en temas sociales y de transporte. El Estado debe ser mediador y facilitador, no solo espectador.

 
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